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Disparen al disparador. Destruyan al destruidor. En cambio, amen al amador sigan al amador persigan al disparador. Disparen el disparador de la mente para liberar el inocente. Curen al odiador, -si no acepta tu ternura-... dispara tu corazón. Mandato de la Naturaleza, que la crueldad no siga destruyendo la belleza.
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